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Photo : © Teddy bear

San Juan de Luz : el centro histórico

Donibane Lohizuneko parte zaharra

Enclavada en el corazón de una amplia bahía y custodiada por la montaña, San Juan de Luz, la villa de los corsarios, ha sabido modernizarse sin perder su identidad. A pesar de que la caza de la ballena en aguas de Terranova suene a algo muy lejano, aún hoy pequeñas embarcaciones de pesca artesanal ocupan el puerto pesquero. 
Las calles peatonales que unen el paseo marítimo con el centro histórico y sus antiguos edificios son testigo de la fortuna que amasaron los armadores locales allá por el siglo XVII y conservan también el recuerdo del rey Luis XIV de Francia y su afamada boda en 1660. 
San Juan de Luz es también un destino ligado a la salud y el bienestar con sus 2 centros de talasoterapia abiertos todo el año. Aquí la vida es tranquila y apacible, su oferta culinaria sorprendente, el entretenimiento está asegurado y sus gentes son hospitalarias. 

Grandes acontecimientos históricos

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La plaza Louis XIV

La plaza Louis XIV es el corazón del centro histórico. Rodeada de hermosas edificaciones como la Maison Louis XIV o el propio ayuntamiento, es uno de los lugares más animados de la villa.

Es también la plaza central, el epicentro de San Juan de Luz. Las principales calles del casco antiguo confluyen aquí : la calle Gambetta, peatonal y llena de comercios, el puerto pesquero y la pequeñita calle de la République que lleva directamente a la Grande Plage.

En mitad de la plaza, su quiosco y la música en directo contribuyen habitualmente a alimentar el ambiente festivo. Las terrazas de los 4 bares-restaurantes que rodean la plaza se prestan a tomar un café o un trago en buena compañía, mientras los artistas instalan sus acuarelas bajo las frondosas ramas de los plataneros.

Todos los domingos y festivos, desde Semana Santa hasta el día de Todos los Santos, hay música en directo en el quiosco a las 11:30 de la mañana. Por si eso fuera poco, todos los miércoles y domingos de verano el famoso toro de fuego alegra la noche dando continuidad a una tradición que no ha cesado desde 1926.

El ambiente es más bien familiar y de buen rollo.

Los imprescindibles

Un paseo a orillas del mar

La bahía se extiende desde el fuerte de Zokoa hasta la colina de Sainte-Barbe, entre playas y el paseo marítimo. Hace ya tiempo que la bahía cuenta con un sistema de diques que la protege de las inclemencias del tiempo y el mar. Un espigón que se ha convertido en uno de los lugares predilectos de los donibandarras para pasear, con las montañas vascas como telón de fondo.

Construidos frente al mar, adornan el paisaje un puñado de hoteles, dos centros de talasoterapia, unos cuantos caserones del siglo XIX y alguna construcción más reciente.

Se trata del paseo marítimo Jacques Thibaud, que va desde el faro de estilo art deco de Pavlovsky hasta la Pergola, pasando junto a numerosas casas burguesas con sus características contraventanas rojas y sus pasarelas, que dan a una bahía considerada como una de las más bellas de toda Francia.

La Pérgola, diseñada por Mallet-Stevens en 1927, alberga comercios dedicados a los artículos de playa y souvenirs, tiendas de ropa de moda, heladerías y algún que otro restaurante.

Después de la Pérgola, el paseo continúa por la avenida de los Flots Bleus en dirección a la colina de Sainte-Barbe.

La colina de Sainte-Barbe

Al norte de la bahía de San Juan de Luz, una isla de verdor llama la atención. 
Esta colina rocosa reconvertida en parque público es ideal para darse un paseo, relajarse o simplemente pasar el rato: parque infantil, chiringuito, bancos, mesa orientativa y faro (una antigua capilla). 
Una vez en lo alto de la colina de Sainte-Barbe, la costa vasca aparece en todo su esplendor. De hecho, este lugar ofrece una de las mejores vistas sobre la bahía de San Juan de Luz, además de ser un punto de referencia para los amantes de las puestas de sol
No dude en seguir con el paseo en dirección al barrio de Sainte-Barbe, justo detrás de la colina. 

La Grande Plage

Shopping y callejeo

Las calles Gambetta, Loquin y de la République, todas ellas peatonales y célebres por estar repletas de comercios de todo tipo durante todo el año,  contribuyen a llenar de vida el día a día de San Juan de Luz. 

También los bulevares de Victor Hugo y Thiers, que rodean el centro de la ciudad, están llenos de tiendas de alimentación, boutiques de ropa de moda, diversos servicios y galerías de arte. 
Negocios con una tradición centenaria como la pastelería Adam, la peletería Laffargue o la tienda de ropa de hogar Lartigue 1910 están justo al lado del paseo marítimo y son otro de los obsequios que ofrece esta localidad costera al visitante.

Comercios tradicionales, productos locales, artesanía vasca, marcas de renombre... Establecimientos de muy diversa índole abren sus puertas durante todo el año, domingos y festivos incluidos.

Por si eso fuera poco, los martes y viernes durante todo el año y los sábados en temporada estival, los pequeños productores locales se reúnen en torno al mercado cubierto para ofrecer lo mejor de esta tierra. 

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