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Photo : © Pascale Tellechea

Los acantilados de la Corniche Basque

Euskal Erlaitza

La Corniche Basque es un enclave natural único.

Con una longitud aproximada de 10 kilómetros, sus acantilados se extienden desde Ziburu hasta Hendaia, aunque gran parte del terreno corresponde a Urruña. En lo alto de sus acantilados de flysch, un sendero bordea todo el litoral mostrando al visitante los secretos de este maravilloso paraje. Quizás tenga la suerte de coincidir con la famosa ola Belharra, una de las más grandes de toda Europa.

Este enclave natural también le ofrece la oportunidad de disfrutar de unas magníficas vistas al mar, además de descubrir su fauna y flora autóctonas.

Un paraje natural sin igual

Los altos acantilados de flysch

¿Cuál es el origen de los impresionantes acantilados de la Corniche? Se formaron hace 100 millones de años por una fosa que se creó entre los bloques ibérico y europeo, que provocó avalanchas submarinas y depositó sedimentos de flysch. Los flysch son formaciones rocosas de origen sedimentario compuestas por alternancia de rocas duras (calizas o pizarras) y blandas (margas y arcillas). Es precisamente esa alternancia de diferentes capas la que da ese aspecto de tarta de milhojas al flysch. 

Durante la creación de los continentes, el bloque ibérico entró en contacto con el europeo y fue entonces cuando los sedimentos marinos afloraron a la superficie formando los acantilados de la Corniche Basque y los Pirineos. 

En su punto más alto, los acantilados alcanzan los 45 metros de altura y ofrecen unas magníficas vistas sobre el océano

Una flora endémica de lo más variada

Una densa flora bordea todo el sendero del litoral. En total, existen más de 800 especies diferentes. Una vegetación que es, en cierta medida, una protección natural frente a la erosión. Hay especies muy conocidas como la achicoria común, el brezo, el tojo, el tamarisco, el laurel y hasta la zarzaparrilla: la planta preferida de los pitufos. 

También hay especies más exóticas, habitualmente invasivas y perjudiciales para la biodiversidad autóctona, como la conocida hierba de las Pampas. 

Un lugar con vida propia

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Photo : © Yoni

La Corniche Basque es un espacio natural protegido del litoral vasco, aunque también es un territorio lleno de vida con sus propias características culturales, sus explotaciones ganaderas respetuosas con el medio ambiente, un pequeño campo de prácticas de golf y hasta una zona de despegue para parapentes. 

También los pescadores profesionales suelen acercarse hasta la Corniche para recolectar el alga roja. Utilizan para ello unos cabestrantes metálicos con los que suben las algas acumuladas al fondo del acantilado. Esta actividad se realiza entre los meses de septiembre y noviembre. El nombre científico del alga roja es Geldium-Sesquipedale, aunque comúnmente es conocida como agar-agar. Se usa en el sector agro-alimentario, pero también en el cosmético debido a sus propiedades hidratantes y antioxidantes. Está hierba marina se recoge tanto a pie como en embarcación con la marea baja. Está terminantemente prohibido arrancarla del fondo marino, pudiendo ser recolectada solamente la que arrastra la marea.

Para visitar en la Corniche

El sendero del litoral

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Photo : © CG64

El sendero del litoral sigue la línea costera que marcan los acantilados. Con unos 10 kilómetros de longitud entre el barrio de Zokoa y Hendaia, a lo largo de todo el recorrido las vistas son espectaculares, con el océano al fondo y las olas rompiendo contra el acantilado.

Lamentablemente, la circulación de peatones por el sendero del litoral está actualmente prohibida por «riesgos importantes de desprendimientos». La prohibición afecta al tramo que va desde Ziburu hasta el cruce entre la carretera departamental 912 y los terrenos de la villa Haizabia, en la parte este de Hendaia.

MÁS INFORMACIÓN

La ola de Belharra

El viñedo de Egiategia

Hasta principios del siglo XX los viñedos fueron habituales en la costa vasca, sobre todo por la zona de Angelu, a la altura de Txiberta, y en la Corniche Basque. Lamentablemente, desaparecieron con el tiempo y hubo que esperar hasta el 2009 para que Emmanuelle Poirmeur apostase por relanzar esta tradición con un viñedo que prácticamente roza los acantilados. Aquí, ha encontrado un terreno ideal con todos los nutrientes necesarios, acariciado por una suave brisa marina y con una temperatura adecuada. Unas condiciones que recuerdan a la “riviera” italiana. 

Cuenta con dos hectáreas de Chardonnay con las que produce un excelente vino blanco. Comprometido en cuerpo y alma con el respeto al medio ambiente y sus viñas, Emmanuel aboga por intervenir lo menos posible y prioriza los métodos respetuosos con lanaturaleza: enyerbamiento controlado, nada de podas agresivas, enriquecimiento natural del suelo con un rebaño de ovejas, así como una protección fitosanitaria natural y espontánea de las vides gracias a la presencia permanente de los vientos marinos y sus rocíos yodados... 

Este trabajo totalmente manual, en consonancia con su filosofía, le permite producir un vino blanco de altísima calidad : Erlaitza. 

Para conocer de primera mano como trabaja esta bodega y saber más sobre la crianza del vino bajo el mar que práctica en la bahía de San Juan de Luz – Ziburu, visite la bodega Egiategia en Zokoa.  

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